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Objetivos de enfoque manual + Panasonic Lumix G9

Como era previsible, la cámara que adquirí hace unas semanas como nueva cámara digital principal de mi equipo, especialmente para viajes, la Panasonic Lumix G9, se ha mostrado una cámara muy competente, a la que me costará extraer todas sus posibilidades puesto que sus especificaciones en determinados aspectos están por encima de mis necesidades. Como sucede la mayor parte de las veces con las cámaras que uno compra.

Tras usarla durante unas semanas para familiarizarme con ella, y especialmente durante el breve viaje a Roma en semana santa, decidí probarla con distintos objetivos de enfoque manual.

OBJETIVO OJO DE PEZ

Entendámonos, no dispongo de un objetivo ojo de pez en toda regla. Dispongo de la modesta "galleta" de plástico de Olympus 9 mm f/8 Fisheye Body Cap, con sus tres posiciones de enfoque, infinito, hiperfocal y 20 cm, y su ángulo de visión modesto para ser un ojo de pez de 140º. Pero con la distorsión y la estética propia de los ojos de pez. Por si alguno no lo recuerda, me lo traje de Japón en 2014, y lo uso muy poco, pero alguna vez me ha proporcionado alguna foto interesante.

Si no lo amplías en exceso, cuidas la escena que escoges y, en ocasiones, corriges algo en el procesado la curvatura cuando esta es molesta, los resultados son curiosos. Como se puede observar en alguna de las escenas que tomé en una tarde de nubes y claros, con algún arcoiris eventual por los chaparrones dispersos.

Pero una cuestión debe quedar clara, la nitidez, la definición óptica de este chisme está por debajo de lo que sería exigible en un objetivo mínimamente serio. De todos modos, nos puede servir para estimar el comportamiento de los ojos de pez con esta cámara.

Objetivos muy apropiados para retratos, como podéis ver, lo mas propio es utilizarlos en la distancia hiperfocal. Dado que la profundidad de campo es enorme, es una forma de olvidar un problema. No obstante, gracias al resaltado de los bordes que ofrece la cámara cuando se usa en modo de enfoque manual, se puede usar cómodamente a la distancia más corta de 20 cm, en la que no conseguiremos que toda la escena esté enfocada.

Ya he dicho que eventualmente, se puede intentar corregir mediante software en el procesado digital la distorsión curva de los extremos del campo. Y de esta forma conseguir el efecto de un gran angular extremo rectilinear. Procesado con Adobe Lightroom, el grado de corrección que ofrece este programa no es suficiente para corregirlo de forma completa en un paso, por lo que hay que hacerlo generando nuevos ficheros de imagen, corrigiéndolo en varios pasos. O bien, utilizar un programa similar al Affinity Photo que uso yo, otros usarán Adobe Photoshop u otros, y hacerlo en un paso. No queda mal. Comparemos imágenes.

Como veis, la pérdida de información no es grande, y se pierde sobre todo por la parte superior e inferior. Y obtenemos una visión gran angular amplia. Eso sí, los 20 megapíxeles de los que partíamos quedan reducidos a unos 8 megapíxeles, tras la corrección completa. Pero no nos engañemos. La flojedad de este objetivo, o juguete, es tal, que eso no afecta gravemente en este caso a la pérdida de información real en la imagen. Con otros objetivos ojo de pez de buena calidad, sí que habrá sacrificio de información. Por lo tanto, véase como solución de emergencia. No puede sustituir a un gran angular rectilinear digno de mención, salvo en un uso esporádico.

Pero bueno, aquí queda la experiencia para quien interese.

OBJETIVO HELIOS 44-2 58 MM F/2

Probablemente uno de los objetivos más fabricados de la historia, esta soviética copia de los Biotar de idéntica focal y apertura de Carl Zeiss Jena, fabricado por millones y millones en distintas declinaciones, tiene una característica clave. Si la copia de la que dispones está decentemente fabricada, no va mal. Pero es tener suerte dados (los ausentes) controles de calidad de la fabricación soviética.

Mi copia, que me costó tirada de precio, tiene la popular montura de rosca M42, y con un adaptador se puede usar con la mayor parte de las cámaras de objetivos intercambiables sin espejo.

Claro, los 58 mm de la focal, que en el formato estándar de película de 35 mm corresponde a un objetivo normal un poco largo, para el formato micro cuatro tercios se convierten en un teleobjetivo corto que casi entra en el terreno de los teleobjetivos medios.

Lo estuve usando durante una mañana en el Parque Grande de Zaragoza sin muchos problemas. Como digo, el resaltado de los bordes enfocados cuando la Lumix G9 se usa en enfoque manual ayuda notablemente a conseguir resultados nítidos. Una lente de aproximación mejora las capacidades del objetivo a la hora de hacer fotografía de aproximación, y el desenfoque cuando la aproximación es importante es muy armónico y placentero. El sistema de estabilización óptica, que te pide que introduzcas la focal del objetivo cuando no la detecta automáticamente, permite fotos nítidas sin problemas.

Cuando nos separamos un poco del sujeto, especialmente si diafragmamos para conseguir una adecuada profundidad de campo, las fuentes puntuales de luz del fondo presentan formas poligonales, con los nueve lados correpondientes a las nueve palas del diafragma.

Dando por hecho que la nitidez del objetivo no puede igualar a los actuales, puede ser divertido su uso en determinadas circunstancias.

OBJETIVO ASAHI PENTAX TAKUMAR S.M.C. 35 MM F/2

Otro objetivo para montura de rosca M42, pero con un pedigrí mucho más respetable, ya que esta versión "super-multi-coated" estaba llamada a competir con los distagones de la misma focal de Carl Zeiss. De la chachi, la de la Alemania Occidental, no los más simplones de Jena, en la Oriental. Este objetivo lo compré para un uso esporádico con la Canon EOS 5D Mark II. Veamos un par de ejemplos reciente con esta cámara.

Con más de 45 años a sus espaldas, no es rival para los objetivos modernos, pero diafragmado a f/8, que puede ser una apertura adecuada de trabajo para estos objetivos, da un resultado muy respetable. Los más observadores notaran un cierto tono cálido en estas dos imágenes. Recordemos que algunos objetivos Takumar llevaban lentes fabricadas con vidrios con tierras radioactivas. Nada peligroso para la salud; pueden generar un cierto amarilleo con el tiempo. Se puede corregir sin problemas cuando trabajas en digital, aunque a mi me gusta dejar un poquito del tono cálido en la imagen. El contraste general de la imagen suele ser más suave que en objetivos modernos, pero bueno.

En la festividad del Primero de Mayo, antes de acudir a una comida familiar, se lo calcé con el adaptador correspondiente a la Lumix G9, con lo que queda un objetivo que en lugar de ser un angular moderado como está pensado, funciona como un tele cortito. Equivalente a un 70 mm en formato completo.

Lo usé de vez en cuando ese día con el diafragma completamente abierto, y ahí si que se nota la antigüedad de la óptica, que no siempre se lleva bien con la elevada densidad de píxeles del sensor de la G9. Aproximadamente el mismo número de píxeles que en la 5D Mark II, pero en la cuarta parte de superficie. Aunque con ocho años de diferencia en la concepción del captor de imagen.

Como en el caso de la réflex de Canon, si se diafragma el objetivo la cosa mejor mucho. Ya se decía hace décadas, cuando lo que predominaba era la película de 35 mm, que no hay objetivo que diafragmado a f/8 diese malos resultados. Pues eso. En este caso no cierro tanto el objetivo, me suelo parar en torno a f/5,6, para evitar el efecto de la difracción en un captor de imagen más reducido.

Pero bueno, también tiene su gracia... ¿no os parece? Eso sí, una advertencia. En este paseo, en una ocasión el resaltado de bordes en enfoque manual me jugó una mala pasada. En una escena con un contraste muy elevado entre las zonas oscuras y las zonas claras de la imagen, un contraluz a todo los efectos, me apareció el resaltado en los bordes cuando estos no estaban realmente enfocados, y la imagen se arruinó. Os la muestro.

Queda claro que el resaltado de los bordes, o "focus peaking" que dicen los modernos, está muy bien, pero es una ayuda. No es definitivo.

Resumen de todo lo visto,... En primer lugar, ningún objetivo de antaño os va a dar la misma calidad de imagen que un objetivo moderno dedicado al sistema. No estaban diseñados para el uso con captores digitales, y las limitaciones de la física hacen que objetivos buenos o muy buenos para el uso con película son flojos o muy flojos con cámaras digitales.

Si alguno de ellos os cubre una focal que uséis poco, o en circunstancias esporádicas, os puede cubrir la papeleta sin invertir en objetivos nuevos que pueden ser caros. Es lo que me pasa a mí con el Takumar 35 mm. Para Canon tengo un 28/1,8 y un 40/2,8... además del zoom EF 24-105/4 L USM. Así que lo de comprar el típico 35 mm luminoso al precio que están me daba pereza. Para usos esporádicos en lo que no me valga cualquiera de ellos, los 95 euros del Takumar ya me valen, frente a los 600 euros o más de uno objetivo moderno.

Y por supuesto, siempre se pueden usar creativamente aprovechando sus deficiencias... Eso, a gusto de cada cual.

Nueva cámara titular viajera - Panasonic Lumix G9

Un poquito de historia. Contada con fotos. En 2001, durante una de las ferias que se celebraban anualmente en Huesca de material fotográfico clásico y de ocasión cada primavera, dentro del certamen Huesca Imagen, compré mi primera cámara Leica; la pequeña Leica CL, con su Summicron-C 40/2. Posteriormente, llegaría el Elmar-C 90/4, y un Voigtländer Snapshot-Skopar 25/4 MC. En

En el verano de 2003, en el Perigord, comprobaba que no era necesario cargar con la réflex y sus pesados objetivos zoom para traer fotografías interesantes de los viajes. Se podía viajar ligero sin renunciar a casi nada.

El año 2008 se anuncia el advenimiento del sistema fotográfico Micro Cuatro Tercios, respaldado por varias empresas del sector, aunque principalmente por Olympus y Panasonic. En 2009, Panasonic propone la Panasonic Lumix GF1, con un Lumix G 20/1,7 ASPH y un Leica DG Macro-Elmarit 45/2,8 ASPH OIS. Tan fuertemente me recordó a la configuración de la pequeña Leica CL que me hice con este equipo.

En diciembre de 2009, mi Lumix GF1 empezaba a demostrar de lo que era capaz en una escapada invernal a París.

En los años siguientes me quedó una cosa clara. Viajar con las pesadas cámara réflex digitales y sus cada vez más pesados objetivos, que iban engordando en volumen, peso y precio conforme los captores digitales incrementaban su resolución y su tamaño, no tenía sentido para mí. La pequeña micro cuatro tercios me permitía obtener fotos muy satisfactorias. A lo mejor no las mismas que con un equipo réflex, pero no peores. Si acaso diferentes.

En 2012, durante 3 años, mi Lumix GF1 me había acompañado por toda Europa, y me había convencido de las bondades del sistema. Aunque también de que aquella GF1, con un planteamiento y un diseño muy correctos, era un producto todavía algo inmaduro. Por ello, en aquel 2012, di un salto cualitativo importante con la salida al mercado de la serie OM-D de Olympus, con su primer modelo la Olympus OM-D E-M5.

Los fiordos occidentales noruegos fueron la prueba de fuego,... más bien de agua, para mi E-M5 en julio de 2012.

Los aspectos clave que convertían a la OM-D E-M5 en una cámara de éxito eran los siguientes:

Una gran variedad de posibilidades de configuración y de personalización de las ruedas y botones que controlan el funcionamiento de la cámara.

Un cuerpo sellado perfectamente contra las inclemencias atmosféricas, especialmente el polvo y la lluvia.

Una calidad de imagen notable con su captor de imagen de 16 megapíxeles, que puede parecer modesto, pero que es más que suficiente para el 98 % de las fotografías que hago que rara vez superan la ampliación de 30 x 40 cm. Alguna vez he subido a 45 x 60 cm, y ha aguantado bastante bien, siempre que la imagen de origen fuera técnicamente perfecta en la toma.

Un estabilizador de cinco ejes para el captor de imagen que permite compensar de sobras el menor rendimiento de los sensores micro cuatro tercios a sensibilidades altas con respecto a los sensores APS-C o de formato completo.

Durante los últimos seis años, esta cámara, acompañada (a veces sustituida) por otras dos de captor de imagen similar, la compacta Leica D-Lux o la compacta de objetivos intercambiables Panasonic Lumix GM5, han sido acompañantas extraordinariamente fieles en mis viajes por el mundo.

El viaje a Japón en septiembre de 2014 es uno de los que más he disfrutado en compañía de la OM-D E-M5; incluso con la dudosa calidad de la "galletita" ojo de pez de la marca.

Sin embargo, durante el año pasado, la Olympus empezó a dar una serie de síntomas de cansancio que indicaban que estaba acusando el castigo de los muchos kilómetros recorridos a bordo de mis macutos y mochilas de viaje. Y quizá con ello una disminución en su fiabilidad. Veamos cuáles son los problemas detectados.

El primero de ellos ha estado siempre ahí aunque sólo lo he acusado notablemente en los viajes más de naturaleza, como Islandia o las Lofoten. Con el objetivo de focal variable M.Zuiko Digital ED 12-40/2,8 Pro conforma una poderosa alianza por su calidad de imagen y su resistencia a las inclemencias del tiempo. Pero el conjunto tiene una ergonomía desequilibrada. La E-M5 sólo se siente a gusto con objetivo pequeños, ligeros.

La batería se me ha atascado en repetidas ocasiones en el último año y medio, cada vez con más frecuencia, pasándolas canutas para extraerla de la cámara sin estropear nada. Y las cámaras sin espejo tienen el problema de necesitar al menos un cambio de batería al días cuando estas viajando.

Desde el año pasado, y se hizo especialmente notorio en el viaje a Corea del Sur, de cada 20 o 25 fotografías una se me quedaba negra. Como si el obturador no se accionase. Y esto genera una inquietud notable.

De hecho, en ese viaje usé más la pequeña y discreta Lumix GM5 que la OM-D E-M5. La primera iba permanentemente calzada con focales cortas, las más habituales, y la segunda con el tele corto. Eso limitaba los riesgos de fotos perdidas y evitaba los cambios de batería durante el día.

Seúl en octubre de 2017; la Lumix GM5 es pequeñita, y con una ergonomía limitada, pero matona. Y en calidad de imagen no tiene nada que envidiar de la OM-D E-M5. Fue un regalo.

Por lo tanto, durante el invierno he estado dándole vueltas al recambio de la Olympus OM-D E-M5. Y en otoño se anunció un modelo de Panasonic a la que sólo le veía un "defecto" objetable. Un "defecto" que al mismo tiempo resuelve alguno de los problemas de la E-M5. Veamos sus principales cualidades de la Panasonic Lumix G9.

Goza una de una potente y eficaz protección contra las inclemencias del tiempo, igual o superior a la de la E-M5. De hecho, se está promocionando principalmente entre los fotógrafos de naturaleza.

Dispone de un sistema de estabilización óptica muy potente, que además se puede combinar con el de los objetivos Panasonic estabilizados. Garantizada su capacidad de obtener fotos nítidas a velocidades de obturación muy reducidas. En el entorno de 1/4 de segundo.

Dispone de un sistema de doble ranura de tarjeta SD que me resuelva para siempre la preocupación por un sistema de copia de seguridad instantánea de las fotografías en los viajes. Cada foto queda copiada de forma idéntica y por duplicado en el momento de la toma, tal y como es mi preferencia de configuración.

Su captor de imagen de 20 megapíxeles y sin filtro de paso bajo ofrece una calidad de imagen claramente superior. Y además a mejorado su rendimiento a sensibilidades altas.

Es muy muy muy muy muy muy muy rápida. Aunque esto tiene para mí una importancia muy relativa.

El "defecto"/cualidad más diferencial es que es apreciablemente más grande. Lo cual a priori iba en contra de la filosofía del sistema. Hice mis comprobaciones. Está en el límite admisible, pero es admisible. Y con los objetivos de focal fija más ligeros sigue siendo un aparato muy llevadero. Y el tamaño tiene una ventaja. Si he de usar el 12-40/2,8 o si le adapto teleobjetivos que tengo por ahí, se puede usar con comodidad. Cosa que no sucedía con la Olympus.

Tras comprobar que la posible alternativa en forma de seudotelemétrica, la G9 tiene forma de seudoréflex, no estaba a la altura, me decidí por ella. La Lumix GX9 anunciada recientemente no está protegida contra las inclemencias del tiempo, sólo tiene una ranura de imagen y es demasiado pequeña para según que objetivos. Por otro lado, la OM-D E-M1 II de Olympus, su principal competidora, tiene un año más en el mercado y cuesta trescientos euros más.

Adjudicada la Lumix G9, que en estas fotos podéis ver comparada con sus predecesoras en mi bolsa fotográfica. Sí, ya sé. Para disimular un poco la diferencia de tamaños, he puesto el objetivo grandote en las cámaras más antiguas.

La tengo en casa desde hace una semana y un día. Le he ido probando en distintas condiciones. Ni que decir tiene que no esperaba otra cosa que un buen rendimiento. Pero os pongo algunos ejemplos de distintas situaciones.

Con el 12-40/2,8 compone un equipo equilibrado, de cierto tamaño, pero notablemente más compacto y ligero que en un equipo réflex de formato APS-C o formato completo y con muy buena calidad de imagen. Recordemos que sus focales equivalen a un 24-80 en formato completo.

Un objetivo que uso poquito, que me costó un cantidad ridícula de dinero, no llegaba a 100 euros en un outlet, y que tiene una calidad de imagen bastante buena, es el Lumix G Vario 35-100/4-5,6 ASPH. Es tremendamente ligero, y suma su propio sistema de estabilización al incorporado en el cuerpo de la cámara. Sospecho que lo voy a usar más. Recordemos que sus focales equivalen a las de un 70-200 en formato completo.

La primera mañana que lo tuve me lo llevé al trabajo, e hice fotografías al amanecer con altas sensibilidades. También algunos interiores. Y algún retrato a mis compañeras que no pongo porque no les apetece salir en público. Con el compacto pancake Lumix G 20/1,7 ASPH. Que es una focal equivalente a un 40 mm en formato completo. Alguna de las fotografías están realizadas a ISO 5000.

Otras situaciones...

Probando el efecto cortina de agua disparando a 1/4 de segundo a mano alzada...

Comprobando la discreción de la cámara en modo reportaje...

Intentando que funcionase con un adaptador a Canon EF con el EF 200/2,8 L USM... No funcionó el enfoque automático, aunque la foto se hizo... a ISO 12800...

En la exposición dedicada a Giorgio de Chirico en el Caixaforum... En interiores, a f/1,7 y una velocidad de obturación de sólo 1/15 de segundo, pude usar una sensibilidad de sólo ISO 200...

Y por último, una curiosidad. En situaciones en las que el sujeto es estático, tiene un modo en el que captor de imagen de 20 megapíxeles va realizando microdesplazamientos permitiendo obtener imágenes de alta resolución. Según la configuración, se pueden obtener fotografías de 40 u 80 megapíxeles. Comprobad recortes al 100% de un "retrato" de la veterana Olympus OM-D E-M5 que ahora pasa a la reserva activa.

El retrato completo de la Olympus.
Recorte de la foto al 100% de la imagen a 40 megapíxeles.
Recorte al 100% de la imagen de 80 megapíxeles.

Quizá no se vea exactamente al 100%... pero os podéis hacer una idea del asunto.

En fin... ya iréis viendo fotos. En una semana estaré probándola en Roma... ya os contaré.

Novedades fotográficas - Reflex I y Lumix G9

No suelo comentar las numerosas novedades que en el mundo del mercado fotográfico surgen en lo que se refiere a material. Cámaras, objetivos y todas esas cosas. Pero esta semana me han pasado dos cosas. Hoy quería comentar en mi Cuaderno de ruta un libro, que no he terminado de leer. Han surgido un par de novedades que me han tenido entretenido y pensando. Así que voy a ello.

REFLEX I

Se presentó oficialmente en Kickstarter una campaña de financiación colectiva para lanzar al mercado una nueva cámara réflex para película tradicional de 35 milímetros de doble perforación. Los carretes de toda la vida, vamos. Se nos dice que es el primer sistema réflex de enfoque manual y de nuevo diseño en más de 25 años. Algunos han interpretado esta frase como que hacía más de 25 años que no aparecía una cámara réflex para película nueva. Eso no es cierto. Sí que han aparecido. Pero pertenecían a sistemas réflex ya existentes a los que sólo añadían variedad o nuevas prestaciones.

Una palabra clave de la nueva cámara es que un sistema. Y eso implica que además del cuerpo de la cámara hay una serie de accesorios y complementos que modifican o mejoran su funcionamiento. En esta ocasión se insiste en el concepto modular. La cámara admite objetivos intercambiables, tiene zapata para flash externo, y las dos cosas más curiosas. El bloque de la montura del objetivo es intercambiable, pudiendo decidir cada cual qué montura ponerle o incluso tener varios para objetivos con distintos orígenes. La opción por defecto es la montura de rosca M42. Muy antigua, aunque se mantuvo en activo hasta los años 90 en algunas marcas del bloque prosoviético. Admite también respaldos intercambiables. Por lo tanto se pueden llevar varios con distintos tipos de película y sensibilidades.

Ilustraré esta primera parte de la entrada con fotografías realizadas durante el curso básico en la Galería Spectrum con mi modesta Pentax P30N y el SMC-A 50/2,... hace 25 años.

No voy a entrar en su conjunto de características. Que más allá de algunas curiosidades son razonables. Voy a la significación del hecho. Para muchos aficionados a la fotografía con película tradicional se ve como un gran movimiento para la salvación de este tipo de película. En estos momentos, la película tradicional tiene cierta viabilidad por el enorme parque de cámaras que existen todavía y a las que se puede dar vida de segunda mano y ocasión. Pero si no se fabrican cámaras nuevas, más allá de las tontadas de plástico de los tomógrafos, llegará un momento en que el mercado se agotará.

Pero este tipo de proyectos tiene algunas pegas:

1. Sabemos que ahora se fabricarán una serie de cámaras. La campaña de financiación ha alcanzado de sobras sus objetivos. Pero no se sabe si será posible una fabricación y comercialización continuada en el tiempo, y cómo surgirán futuras variantes o mejoras. ¿Van a depender siempre de la financiación colectiva? ¿Es un modelo de negocio compatible con un crecimiento y consolidación? ¿O es simplemente una cosa para caprichosos en un momento dado?

2. Canales de comercialización. En esta campaña se fabricarán un número dado de cámaras y se remitirán por paquetería. Pero, si sigue la producción... ¿qué vías de distribución tendrá para llegar a una cantidad suficiente de rincones del mundo y posibles clientes? Ya sabemos que hoy en día con internet... las cosas pueden ser de otra forma, pero...

3. Servicio posventa. Uno de los problemas de adquirir objetos por campañas de financiación es que es un actividad de riesgo. Arriesgas un capital para apoyar un proyecto. En lugar de ser accionista del proyecto, como en los modelos tradicionales de negocio, a cambio de mandan un producto. Pero cuando se trata de máquinas, con componentes mecánicos o electrónicos, son susceptibles de averías o problemas. ¿Hay garantías? ¿Hay servicio de posventa? ¿Dónde se arreglan las averías?

Para algunos "talibanes" de la fotografía con película tradicional supuso un enfado que el ritmo de apoyo a la campaña fuese lento al principio, apelando al compromiso de la "comunidad" de fotógrafos con película tradicional. Supongo que ahora que la campaña ha conseguido sus objetivos se habrán calmado. Pero a mí, por mucha curiosidad que me despierte el aparato, sin una respuesta razonable a esas tres cuestiones... no arriesgaré casi 500 machacantes en adquirirla. No mientras se pueda comprar una cámara réflex con buenas prestaciones por unas decenas de euros, y compatible con mi parque de ópticas. Ya sé que eso no mejora el futuro de este tipo de fotografía, pero es que no sé si estas iniciativas lo hacen. Mientras, Fujifilm, con una nombre de marca cada vez menos comprometido con la realidad, va recortando su catálogo de material sensible y aumentando sus precios.

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PANASONIC LUMIX G9

En esta semana, Panasonic ha presentado al público su nueva cámara orientada al fotógrafo profesional que no quiere centrarse principalmente en la fotografía fija y no en el vídeo, aunque también tiene buenas prestaciones en este sentido. Con una denominación, G9, que la hace descendiente directa de la primera micro cuatro tercios de la marca, y de la historia, allá por el 2008, la Lumix G1, tiene unas prestaciones y un nivel de precio que la sitúan muy por encima de las pretensiones de aquella.

Yo llegué al sistema micro cuatro tercios un año más tarde. A principios de noviembre de 2009. Las fotografías que ilustran esta segunda parte de esta entrada proceden del primer día que usé una Panasonic Lumix GF1 con un G 20/1,7 ASPH, que aun hoy en día es uno de mis objetivos favoritos. La cámara la tengo y hace fotos, pero perdió una pieza, y se hace incómodo usarla. Una pena porque estaba empezando a servir como aparato escuela para mi sobrino de ocho años, que la ha usado varias veces.

Lo que me atrajo de aquel modelo, la GF1, es que me recordaba mucho al concepto de la Leica CL. Una cámara con prestaciones razonables, con objetivos intercambiables, ideal para viajar por el mundo ligero de equipaje. Como pude comprobar un mes más tarde de recibirla en un viaje a París.

En estos nueve años de vida del sistema micro cuatro tercios. Aunque por cuestiones de la física, un captor de imagen de ese tamaño no podrá dar la calidad que dan los de tamaños superiores, en estos momentos la mayor parte de los mortales, de forma aplastante, serán incapaces de distinguir entre las fotografías realizadas con estas cámaras y otras de captor grande. En los ocho años desde la GF1, he acabado poseyendo dos cuerpos más cámara y varios objetivos. En 2012, adquirí la Olympus OM-D E-M5, una cámara que me ha acompañado por todo el mundo con fiabilidad. Y que tiene varias características muy importantes. Indudablemente dos de las más valoradas por mí son su cuerpo resistente a las inclemencias del tiempo, la he usado bajo la lluvia en Islandia sin problemas, y su estabilización de imagen incorporada, que hace que su menor rendimiento a las sensibilidades altas se vea compensado porque... la mayor parte de las veces son innecesarias gracias a la estabilización.

Luego vino la pequeñita Panasonic Lumix GM5, un regalo, que produce una calidad de imagen similar a la Olympus, pero pudiéndola llevar en un bolsillo con uno de los pequeños objetivos Panasonic.

La Olympus empieza a renquear porque ha llevado una vida agitada. Y con mi experiencia en Panasonic, sé que me llevo mejor con la ergonomía de estas que con las excentricidades de Olympus. Por eso tenía mucho interés en la presentación de la G9. Un "camarón", oye. Pero...

Es cara... con 1700 o 1800 euros cuerpo desnudo... Cara.

Es grande. Es sólo un poco más pequeña que mi Canon EOS 100 para película tradicional y es más pesada. Y esta cámara dejó de viajar cuando adquirí la Leica CL porque era pesada. Es cierto que los objetivos hacen llevadera la cámara,... pero la Lumix G9, para lo que yo busco, es grande y pesada.

Tiene muchas más especificaciones y zarandajas de las que necesito.

Las descendientes de la GF1 no fueron las siguientes GF de Panasonic, paradójicamente. Fueron las GX. El modelo Lumix GX8 ya me llamó la atención en su momento. Sin embargo, su vida ha sido corta y no aparece ya en el catálogo de Panasonic. Algunos problemas de vibración con el obturador mecánico, parece ser... No sé. Lo que yo necesitaría es una GX9, apreciablemente más pequeña que la G9, con su mismo captor y características globales, con su estabilzador, inferior al de Olympus pero suficiente, y resistente a las inclemencias del tiempo, y sin las características superprofesionales que no necesito. Y más barata. A ver si se animan. Porque de verdad... yo no quiero un sistema micro cuatro tercios del tamaño de una réflex tradicional. No era ese el trato. Eso es algo que puede venir bien a determinados profesionales, pero a mí, no.